Street photography: El objetivo es la calle

  • Cita

    "La fotografía de calle es como la vida misma: impredecible, emocionante y llena de momentos únicos que esperan ser capturados".

  • Capturando la calle

    La fotografía de calle, también conocida como "street photography" en inglés, es un género fotográfico que se centra en capturar escenas de la vida cotidiana en espacios públicos, como calles, plazas, parques, estaciones de tren, entre otros. Este estilo busca capturar momentos espontáneos y genuinos que reflejen la esencia de la vida urbana y la interacción humana con el entorno.

  • El ojo del fotografo

    El ojo del fotógrafo es crucial en la fotografía de calle porque determina la capacidad de identificar y capturar momentos únicos e interesantes en un entorno urbano. Este "ojo" se refiere a la habilidad de observar y anticipar situaciones que puedan resultar en una imagen impactante.

Buscando en la calle

Esta disciplina fotográfica consiste en la búsqueda de objetivos fotográficos interesantes, sugerentes o que den algún tipo de mensaje dentro del entorno de las poblaciones o ciudades a partir de las relaciones que se establecen allí entre las personas y el marco único que ofrecen las texturas, materiales y luces de las urbes humanas.
Muchos fotógrafos establecen una diferencia determinante entre el fotógrafo callejero y el urbano. En el caso de la foto urbana básicamente se utiliza este entorno para fotografiar personas, edificios u otros elementos aprovechando los recursos de estos espacios, pero pudiendo de alguna manera preparar la foto deseada. Así, por ejemplo, podemos indicar a nuestro acompañante u otra persona que se sitúe en determinada posición o cerca de algún elemento que queremos fotografiar de determinada manera. Esto se trataría de un ejemplo de foto urbana.
Contrariamente, la foto de calle por su propia esencia y filosofía no contempla el preparado o manipulación previo de los elementos, humanos o materiales, teniendo como objetivo el lograr la instantánea de un momento único donde los acontecimientos transcurren de forma natural sin ninguna intervención por parte del fotógrafo que se limita a la función de notario que registra un evento espontáneo. Sí pero que suele recurrirse a la espera en una determinada ubicación, que el fotógrafo considera interesante, por su luz, ambientación, u otro a que aparezcan determinados personajes o elementos en escena para crear la composición que tiene en su cabeza. Ello suele dar como resultado una imagen única, irrepetible y que nadie hubiera podido observar a no ser porque antes estuvo en la cabeza del fotógrafo o se la encontró cuando a lo mejor buscando otro resultado descubrió algo más interesante al revelar su foto.
Hay fotógrafos que son más de esperar cuando tienen ya el escenario detectado, mientras otros prefieren moverse constantemente disparando con frecuencia inmersos en el devenir bullicioso de las calles y determinando los objetivos en función de las propias dinámicas y ocasiones que se van conformando ante sus ojos a cada momento.
Algunos fotógrafos de calle priorizan la estética, el encuadre, la luz, es decir, los aspectos técnicos están muy cuidados. Otros simplemente buscan transmitir mensajes o situaciones curiosas, simpáticas que no dejan de ser instantáneas de una sociedad que se mueve y va evolucionando.
Tanto unos como otros precisan de creatividad y también paciencia a parte del control técnico de su cámara y conocimientos básicos de fotografía.

Suele afirmarse que la única preparación del fotógrafo de calle es anticiparse a la situación.

El ojo del fotógrafo

Imagínate caminando por una calle concurrida, rodeado del bullicio de la ciudad: coches que pasan, peatones apurados, una pareja riendo en un café, un niño jugando con una pelota. Para la mayoría de las personas, estos son solo fragmentos de la vida cotidiana, escenas que pasan desapercibidas en medio de la rutina. Sin embargo, para un fotógrafo con un "ojo fotográfico" entrenado, estos mismos momentos se transforman en oportunidades únicas de capturar algo especial, algo que puede conmover o fascinar a quien lo observe.

El "ojo fotográfico" es como una habilidad mágica, una forma especial de ver el mundo que va más allá de lo evidente. No se trata simplemente de mirar, sino de observar con una atención profunda y cuidadosa. Un fotógrafo con este don puede ver belleza y potencial en lugares que otros podrían considerar mundanos o carentes de interés. Es como si tuvieran un sexto sentido para encontrar la armonía, el contraste, la emoción y la narrativa en cada rincón. Es esa capacidad para notar cómo la luz se filtra a través de las hojas de un árbol, proyectando sombras danzantes en el suelo, o cómo una gota de lluvia cae en el charco perfecto, creando una onda que se expande en círculos.

Esta habilidad es crucial para un fotógrafo porque es la que marca la diferencia entre una foto común y una imagen que realmente impacta. Mientras que cualquiera puede tomar una cámara y capturar lo que tiene enfrente, no todos pueden ver una composición, un juego de luces y sombras, o una expresión que cuente una historia. Es aquí donde entra en juego la creatividad. El ojo fotográfico es el puente entre la percepción ordinaria y la expresión artística. Es lo que permite al fotógrafo ver más allá de la superficie y captar la esencia de una escena o un sujeto.

Pensemos en algunos de los fotógrafos más icónicos de la historia, como Henri Cartier-Bresson, conocido por capturar lo que él llamaba el "momento decisivo". Su ojo fotográfico le permitía identificar ese instante exacto en que todos los elementos de una escena se alineaban de forma perfecta para contar una historia. O Ansel Adams, quien con su habilidad para ver y sentir el paisaje, podía transmitir la majestuosidad de la naturaleza en blanco y negro, haciendo que montañas y bosques cobraran vida en sus imágenes.

Además, el ojo fotográfico no solo se limita a encontrar la belleza en lo obvio, como un atardecer espectacular o una flor en plena floración. También se trata de descubrir lo extraordinario en lo ordinario. Un fotógrafo con un buen ojo puede convertir un objeto cotidiano, como una silla vieja o un callejón solitario, en una imagen poderosa que evoca sentimientos de nostalgia, misterio o incluso alegría. La clave está en cómo observan el mundo: buscan líneas, formas, colores, patrones, y cómo estos elementos interactúan entre sí. Buscan emociones, atmósferas, la historia detrás de la escena.

En definitiva, el ojo fotográfico es una habilidad esencial para cualquier fotógrafo que aspire a crear imágenes memorables. Es la combinación de percepción aguda, sensibilidad artística y creatividad. No se trata solo de capturar lo que está frente a la cámara, sino de hacerlo de manera que la imagen final resuene en el espectador, provocando una reacción, contando una historia, o mostrando una perspectiva que quizás nunca había considerado. Tener un ojo fotográfico es, en esencia, la capacidad de transformar lo cotidiano en extraordinario, y esa es una de las mayores formas de arte. Si bien, cada fotógrafo y cada observador tendran sus propias preferencias y gustos.

La ética y el sentido comun

Fotografiar en la calle siempre suele generar muchas dudas.
Compatibilizar la captura de instantes únicos puede chocar con la necesidad de respetar los derechos de las personas que pueden aparecer en la imagen o sentirse incomodas al verse objetivo de un fotógrafo desconocido del que no saben sus intenciones.
Aunque en muchos países no se requiere consentimiento para fotografiar en lugares públicos, es importante considerar la comodidad de las personas fotografiadas. Si alguien muestra claramente su incomodidad o solicita que no se les fotografíe, el fotógrafo debe respetar su deseo. Aquí un recurso, a veces inevitable, es pedir permiso a las personas presentándonos y explicando cuales son nuestras motivaciones. Esto pero lleva implícito el problema de que vamos ya a perder la espontaneidad del momento.
Hay que evitar fotografiar a personas en situaciones vulnerables o comprometedoras. Esto incluye momentos de angustia, desamparo, conflictos personales, o cualquier situación que pueda ser humillante o invadir la privacidad de una persona.
Creo también importante que las fotografías no exploten ni ridiculicen a los sujetos. Cuando son fotos que expresan situaciones de marginación, enfermedad u otras circunstancias comprometidas es importante proteger la identidad evitando las caras u otros rasgos personales. No obstante, este tipo de fotos tienen la importancia de ser testimonios del sufrimiento de algunas personas y poner en evidencia la necesidad de soporte por parte de la administración pertinente actuando como una prueba para la concienciación pública.
Por tanto, las imágenes deben ser tomadas y presentadas de una manera que respete la dignidad de las personas retratadas si se exponen detalles explícitos que los hacen identificables.
Personalmente, en la calle, prefiero la captura espontánea, pero evitando siempre, si salen personas de las que no tengo permiso explícito, la cara directa o algún otro elemento que la pueda hacer identificable fácilmente. En el revelado podemos tratar, recortar o desenfocar para mantener viva la esencia de la imagen o lo que queremos expresar y, a la vez, evitar el reconocimiento personal.
En la captura de imágenes en la calle no me gusta “apuntar” directamente a nadie. Prefiero buscar el escenario o encuadre y mantenerme allí hasta que pasa la persona adecuada. Esto da una cierta tranquilidad a los sujetos ya que no se sienten el objeto principal sino un elemento que pasa por la escena que interesa al fotógrafo. Resulta curioso ver cómo, en algunos casos, la persona se detiene para no “estropear” la foto o si lo hace mira a su alrededor intentando ver cuál es el motivo de interés del fotógrafo.
En todo caso, siempre es mejor poner cierta distancia y no ser invasivo. No obstante, hay ocasiones en las que todo se precipita y hay que tomar decisiones rápidas para no perder la ocasión si se produce una situación interesante. En el caso de dudar, si considero que la persona o personas pueden sentirse incómodas por mi presencia, suelo evitar la foto. El sentido común y la intuición deben tenerse siempre muy presentes para evitar situaciones tensas.

En definitiva, la fotografía callejera debe practicarse con un alto grado de sensibilidad y respeto hacia las personas fotografiadas. Los fotógrafos deben equilibrar su derecho a la expresión artística con el derecho de los individuos a su privacidad y dignidad.

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