Tarragona en fotos: Una ciudad muy romana.

  • Cita

    "Tarragona, donde el pasado romano se abraza con el presente mediterráneo, tejiendo una historia eterna en cada callejón y rincón de esta maravillosa ciudad."

  • Tarragona: Una ciudad con encanto

    Con una rica historia que se remonta a la época romana, la ciudad ofrece un fascinante yacimiento arqueológico que incluye un anfiteatro, un circo, un foro y un acueducto bien conservados, entre otros. Además de su patrimonio histórico, Tarragona cuenta con hermosas playas, un puerto deportivo y una vibrante vida cultural. Sus calles adoquinadas y plazas pintorescas, como la Plaça de la Font, invitan a pasear y disfrutar de la arquitectura medieval y modernista.

  • La luz de Tarragona

    Fotografiar la luz de Tarragona puede ser una experiencia mágica, ya que esta ciudad bañada por el sol mediterráneo ofrece una luz especial que realza su belleza. Recomendamos el Balcó del Mediterrani que es un lugar icónico para presenciar impresionantes atardeceres sobre el mar. La luz dorada del sol al caer sobre el horizonte crea una atmósfera mágica para los amantes de la fotografía.

Algunos razones para visitar Tarragona

Tarragona es una ciudad ubicada en la costa de Cataluña (España), con una rico patrimonio histórico, pero también con otros atractivos culturales y lúdicos que la hacen una candidata con fundamento para ser visitada por cualquier persona, familia o grupo.
Un primer motivo para conocerla es su pasado romano. Tarragona fue una importante ciudad romana llamada "Tarraco". Su legado romano se refleja en el impresionante conjunto arqueológico de Tarraco, todos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Tarragona cuenta con playas de arena dorada y aguas cristalinas. Las playas como la del Miracle y la de Arrabassada son lugares ideales para relajarse y disfrutar del sol mediterráneo.
Además de su herencia romana, Tarragona tiene un impresionante casco antiguo medieval con calles estrechas, plazas encantadoras y edificios históricos. La Catedral de Tarragona es un ejemplo destacado de arquitectura gótica.
La Fiesta de Santa Tecla es la festividad más importante de Tarragona, que se celebra en septiembre. Durante esta festividad, la ciudad cobra vida con desfiles, conciertos, eventos culturales y fuegos artificiales.
Otro atractivo importante lo constituye su deliciosa comida mediterránea, elaborada por una amplia variedad de bares y restaurantes. Recomendamos los platos de mariscos frescos, como la "fideuà" o el "suquet de peix", así como vinos locales de la región del Priorat. El barrio del Serrallo, justo ubicado en la zona baja de la ciudad y junto al mar y puerto pesquero, ofrece una amplia oferta al respecto.
Muy cerca de Tarragona ciudad se halla el Parque Nacional del Delta del Ebro: Este impresionante parque natural es un paraíso para observadores de aves y amantes de la naturaleza. Ofrece paisajes de humedales, arrozales y playas vírgenes. Un paraíso para el fotógrafo.
En resumen, Tarragona ofrece una combinación única de historia, cultura, belleza natural y entretenimiento que puede atraer a una amplia gama de visitantes.

Tarragona en imágenes

Sitios de interés para fotografiar

Serrallo.
Serrallo. Antigua Cofradia de pescadores ahora convertida en restaurante en el barrio del Serrallo.

Tarragona, con su alma antigua y su corazón palpitante de vida moderna, se erige como un lugar fascinante para los fotógrafos que buscan capturar la esencia de una ciudad donde el pasado y el presente coexisten en perfecta armonía. Bañada por la luz dorada del Mediterráneo, esta ciudad catalana ofrece una riqueza de escenarios que van desde imponentes ruinas romanas hasta mercados vibrantes y encantadores barrios pesqueros.
Empezar el recorrido fotográfico en Tarragona es sumergirse de lleno en su glorioso pasado romano. El Anfiteatro de Tarragona, uno de los iconos más reconocibles de la ciudad, es un lugar donde las huellas del tiempo se perciben en cada piedra. Ubicado al borde de un acantilado con vistas al mar, este anfiteatro, que alguna vez fue el escenario de feroces combates de gladiadores, ofrece una combinación perfecta de historia y naturaleza. La luz del atardecer, suave y dorada, inunda las gradas y resalta las texturas del antiguo mármol y piedra, mientras que el azul del Mediterráneo se extiende como un telón de fondo infinito. Es un lugar donde el pasado cobra vida en las sombras y los reflejos del presente.
No lejos de allí, el Foro de la Colonia nos transporta a los días en que Tarragona era la antigua Tarraco, la capital de la provincia romana de Hispania Citerior. Pasear entre sus columnas y restos de templos es como caminar en un museo al aire libre. Aquí, las oportunidades para la fotografía se presentan a cada paso: juegos de luces y sombras que se proyectan sobre las piedras antiguas, encuadres que resaltan la monumentalidad de las ruinas contra el cielo azul, y detalles arquitectónicos que cuentan historias de un pasado glorioso.
Sin embargo, Tarragona no es solo una ciudad anclada en su historia antigua. La vida cotidiana palpita con fuerza en lugares como el Mercado Central, un edificio modernista lleno de color y vitalidad. Al cruzar sus puertas, un mundo de sensaciones envuelve al visitante: el bullicio de la gente, los aromas de productos frescos, y los colores vibrantes de frutas, verduras y especias. Los fotógrafos encontrarán aquí un caleidoscopio de imágenes: desde retratos de los comerciantes locales con sus expresiones genuinas hasta bodegones de alimentos que capturan la riqueza de la gastronomía mediterránea.
Después de sumergirse en el bullicio del mercado, un paseo hacia El Serrallo, el barrio pesquero de Tarragona, ofrece un cambio de ritmo y atmósfera. Este pintoresco rincón, con sus casas de colores pastel y sus estrechas calles, es un lugar ideal para capturar la esencia de la vida marinera. Los barcos de pesca, alineados en el puerto, reflejan sus formas en las aguas tranquilas, creando escenas que parecen sacadas de una postal. Las redes colgadas a secar, las terrazas de los bares donde los pescadores disfrutan de un vermut, y el ir y venir de las gaviotas completan un cuadro lleno de vida y autenticidad.
La cercanía constante al mar es uno de los rasgos más característicos de Tarragona, y no hay mejor lugar para apreciarlo que desde el Balcón del Mediterráneo. Este mirador, al final de la Rambla Nova, ofrece una vista panorámica que abarca tanto las playas doradas como los edificios históricos de la ciudad. Desde aquí, los fotógrafos pueden capturar el horizonte infinito, el brillo del sol reflejado en las olas, y el ritmo de la vida costera que fluye con naturalidad.
Pero Tarragona también guarda secretos en sus calles y plazas, como la Plaza de la Font, rodeada de bares y restaurantes con terrazas que invitan a relajarse. Es un lugar perfecto para capturar la vida urbana de la ciudad, con sus habitantes y turistas mezclándose en un entorno lleno de historia y modernidad.
Finalmente, no se puede dejar de mencionar la Catedral de Tarragona, un imponente edificio gótico-románico que domina el casco antiguo desde su posición elevada. Subir hasta el campanario de la catedral ofrece una vista inigualable de la ciudad, donde las tejas rojas de las casas se mezclan con las torres de las iglesias y, más allá, el brillante azul del Mediterráneo. Desde el claustro de la catedral, los fotógrafos pueden capturar la serenidad de los jardines interiores y los detalles arquitectónicos que cuentan siglos de historia religiosa y cultural.

El Balcón del Mediterraneo

Un escenario perfecto para la fotografía

El Balcón del Mediterráneo es uno de los lugares más emblemáticos de Tarragona, un espacio que ofrece unas magníficas vistas panorámicas sobre el mar Mediterráneo y que tiene un significado especial para los tarraconenses. Situado al final de la Rambla Nova, este mirador es mucho más que un simple punto turístico: es un símbolo de la ciudad y un punto de encuentro para locales y visitantes.
Desde el Balcón, la vista es simplemente espectacular. Se puede contemplar el azul infinito del mar, el puerto, las playas de arena dorada y, a lo lejos, la línea de la costa mediterránea. El contraste entre la luz del sol y el mar refleja la esencia misma de Tarragona: una ciudad abierta, bañada por la luz y la historia. En días despejados, el paisaje es aún más impresionante, y la conexión con la inmensidad del Mediterráneo se siente profundamente.
Para los tarraconenses, el acto de “tocar ferro”, es decir, tocar la barandilla de hierro del Balcón, es casi una tradición, una forma simbólica de recibir la energía del mar. Este mirador no solo es un lugar para apreciar la belleza del paisaje, sino también un punto de encuentro para pasear, relajarse o simplemente disfrutar del sonido de las olas desde el corazón de la ciudad.
Sin duda, un punto de alto interés para los amantes de la fotografía.

El Puente del Diablo

Otro escenario muy fotogénico

El Puente del Diablo, también conocido como Acueducto de les Ferreres, es una impresionante obra de ingeniería romana situada a unos 4 kilómetros al norte de Tarragona. Este monumento, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue construido en el siglo I d.C. durante el reinado del emperador Augusto, y su función principal era transportar agua desde el río Francolí hasta la antigua ciudad de Tarraco.
El acueducto, de más de 200 metros de largo y 27 metros de altura, está compuesto por dos niveles de arcos superpuestos, con un total de 25 en la parte inferior y 11 en la parte superior. Esta estructura servía para conducir el agua a lo largo de grandes distancias, abasteciendo a la ciudad de Tarraco, una de las más importantes de Hispania en la época romana. La precisión y durabilidad de su construcción demuestran la avanzada tecnología y conocimientos de ingeniería de los romanos.
El nombre Puente del Diablo proviene de una leyenda local que cuenta que el puente fue construido por el diablo tras un pacto con una joven que intentaba cruzar un barranco. Según la leyenda, el diablo construiría el puente a cambio de la primera alma que lo cruzara, pero al final fue un animal, no una persona, el que lo hizo, burlando al diablo.
Hoy en día, el acueducto es uno de los monumentos más visitados de Tarragona. Está ubicado en un entorno natural que permite pasear bajo sus arcos y admirar la magnitud de esta obra de la ingeniería romana, recordando su importancia en la vida cotidiana de los habitantes de Tarraco y el ingenio que los romanos desplegaron en sus infraestructuras para el suministro de agua.

Otros rincones de Tarragona

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