Fotografiando a los insectos polinizadores.
-
Curiosidad
Dentro de los insectos polinizadores los más trabajadores son los abejorros. A parte de ser los que están más horas durante el día efectuando su trabajo, no les influye tanto el tiempo y la temperatura como, por ejemplo, a las abejas. Así, llueva, haga sol o esté nevado, el abejorro saldrá en busca de su alimento en forma de néctar.
-
Fotografiar insectos polinizadores
Considero que fotografiar insectos polinizadores es para mi una de las tareas más gratificantes y relajantes. Acercarte a este pequeño mundo te permite descubrir aspectos inusuales y curiosos de estas pequeñas criaturas al tiempo que aumenta exponencialmente el respeto hacia ellas.
-
Algunos consejos
Para este tipo de insectos, la primavera y el verano resultan las estaciones de mayor actividad. Capturar las imágenes en su entorno natural precisa un poco de paciencia. Si queremos fotos muy bien enfocadas y definidas (apertura diafragma pequeña) mejor utilizar un trípode y fijar la cámara frente a las flores donde acuden los insectos y esperar a que lleguen. Si intentamos un macro mejor utilizar apoyo de flash con difusor.
Unos actores esenciales
Estos pequeños seres que denominamos insectos a pesar de su aparente insignificancia y cuando no de abierto rechazo, ocupan un lugar fundamental en todo el ciclo evolutivo de la vida. En concreto, los que denominamos insectos polinizadores ocupan un espacio de vital importancia para la reproducción de muchas especies de plantas. Una de las formas con la que las plantas pueden reproducirse es a través de la reproducción sexual. Para ello se precisan la unión de los gametos masculino y femenino. Pues bien, las plantas suelen utilizar las flores como órganos reproductores. Éstas producen el polen (gametos masculinos) en sus estambres que deben fecundar la parte femenina de la flor (pistilo). Algunas plantas disponen flores sólo masculinas o femeninas, si bien, es habitual encontrar plantas con flores que disponen de ambas estructuras. Sea como fuere, el polen debe alcanzar la parte femenina para fecundarla y producir las semillas o frutos con los que nacerán nuevas plantas. Existe un primer elemento que facilita esta acción de fecundación desplazando el polen como es el aire. No obstante, este mecanismo puede ser insuficiente si las plantas están a cierta distancia y el polen es esparcido aleatoriamente. Por el contrario la polinización con insectos especializados es la que resulta más eficaz, precisa y segura. +
Los insectos acuden a las flores en busca del néctar que resulta ser su alimento esencial, especialmente para las abejas, pero para conseguirlo deben adentrarse en la flor quedando irremediablemente impregnados sus cuerpos vellosos del polen que van a trasladar a la próxima flor estimulando así la fecundación.
Entre los insectos polinizadores, a parte de las abejas que son las más conocidas en esta función, hay las mariposas, abejorros, polillas, diferentes tipos de moscas, algunos escarabajos y hormigas. Muchos de ellos no se alimentan con preferencia del néctar, sino que solo buscan un complemento energético. Aún así cumplen también la función polinizadora.
En busca del nectar
Aunque las avispas son preferentemente carnívoras, ya que se alimentan de otros insectos para nutrirse y alimentar a sus larvas, también se sienten atraídas por el néctar de las flores. El néctar, rico en azúcares, les proporciona una fuente rápida de energía que es especialmente importante para las avispas adultas. Esta energía inmediata les permite mantenerse activas durante sus labores de caza y búsqueda de alimento.
A lo largo del día, es común ver avispas visitando flores en busca de néctar, del mismo modo que lo hacen las abejas. Aunque no son tan eficientes polinizadoras como estas últimas, al moverse entre flores transportan polen y pueden contribuir, aunque en menor medida, a la polinización de las plantas. Así, el néctar no solo es un combustible rápido y accesible para las avispas, sino que también establece una relación interesante entre estas criaturas carnívoras y el mundo vegetal.
Una polilla busca su ración
Aunque las abejas son los polinizadores más conocidos, las polillas también desempeñan un papel fundamental en la polinización, aunque muchas veces pasan desapercibidas. A diferencia de las abejas, que son diurnas, las polillas son principalmente nocturnas, lo que les permite polinizar flores que se abren o liberan su fragancia durante la noche. Esto significa que las polillas son esenciales para la reproducción de muchas especies de plantas que dependen de polinizadores nocturnos, como algunas flores de fragancia fuerte o de color blanco y pálido, que atraen a estos insectos en la oscuridad.
Las polillas, al igual que las abejas, se alimentan del néctar de las flores y, mientras lo hacen, transfieren el polen de una flor a otra, facilitando la reproducción de las plantas. Además, algunas especies de polillas tienen lenguas largas que les permiten acceder al néctar de flores con tubos más profundos, que otros insectos no pueden alcanzar. De esta manera, polinizan plantas que muchas veces no serían visitadas por abejas u otros polinizadores más conocidos.
Unas flores que atraen a los insectos
Chaerophyllum villarsii
Chaerophyllum villarsii es una planta herbácea perteneciente a la familia de las Apiáceas, que se encuentra comúnmente en zonas montañosas de Europa. Esta planta se caracteriza por su follaje delicado y sus umbelas de pequeñas flores blancas, que crecen agrupadas en forma de paraguas. Alcanza alturas de entre 30 y 100 centímetros y suele prosperar en suelos húmedos y ricos en nutrientes, como los prados alpinos y los bordes de los bosques.
Una de las características más destacadas de Chaerophyllum villarsii es la forma de sus flores y la fragancia que emiten. Las flores de esta planta producen néctar y polen en abundancia, lo que las convierte en un atractivo irresistible para una gran variedad de insectos, especialmente abejas, mariposas y escarabajos. Su estructura floral, con pequeños racimos abiertos, facilita el acceso a los insectos polinizadores, que se sienten atraídos tanto por el alimento como por el suave aroma que desprenden las flores. Este proceso de polinización cruzada es esencial para la reproducción de la planta, lo que explica por qué ha desarrollado un mecanismo tan eficaz para atraer a los insectos.