Museo del pesebre de Cataluña (Montblanc)
Un pequeño gran museo
Situado en la calle de Solans 22-24 (Montblanc-Tarragona), el Museo del Pesebre de Cataluña constituye un espacio único lleno de sensibilidad y genialidad donde descubrir una de las tradiciones con más historia de nuestro país.
El Museo nació desde la iniciativa y fuerza emprendedora de Ismael Porta i Teresa Bordell, pesebristas de Montblanc, con el objetivo de preservar todo el rico y extenso patrimonio pesebrista catalán y de crear un espacio donde conservar las colecciones de figuras y dioramas y, al mismo tiempo, divulgar y enseñar el arte del pesebrismo.
En la planta baja se encuentra la recepción del Museo donde se inicia la visita de la exposición. A partir de aquí nos adentramos entre callejuelas basadas en la arquitectura hebrea de los primeros tiempos y donde a través de las ventanas y aberturas de las casas, podemos observar diferentes dioramas de pesebres realizados por algunas de las diversas asociaciones que pertenecen a la Federación Catalana de Pesebristas.
En la segunda planta podemos visitar una exposición monográfica formada por una cincuentona de dioramas hiperrealistas, detallistas y minuciosas de uno de los más destacados dioramistas y paisajistas del siglo XX: Joan Mestres i Baixas (1.925-2.013)
La tercera planta la constituye la escuela taller de pesebrismo donde se realizan programas de formación no formal concebidos para experimentar todo el proceso de creación de un diorama.
En definitiva, la visita a este museo es imprescindible ya no solo para las personas creyentes sino para cualquiera que aprecie y quiera disfrutar de creaciones llenas de sensibilidad, arte y creatividad.
Alguna de las obras expuestas
Conservar la tradición
En la cultura cristiana, la tradición de colocar el belén en Navidad representa la recreación del nacimiento de Jesús en Belén, un acontecimiento central en la fe cristiana. Este acto tiene como objetivo rememorar y celebrar el momento en que, según los Evangelios, Dios se encarnó y vino al mundo de forma humilde, en un establo, rodeado de María, José, los pastores y animales. Es una forma tangible y visual de acercar el misterio de la Navidad a los hogares, evocando un sentimiento de recogimiento, esperanza y comunidad.
El belén se convierte en una representación física de la Sagrada Familia y la escena del nacimiento, que incluye elementos como el portal, el pesebre, los ángeles, los pastores, y más adelante, los Reyes Magos. Más allá de su simbolismo religioso, colocar el belén es también una forma de transmitir valores familiares, especialmente cuando se involucra a los niños en la elaboración, enseñanza y montaje del escenario. Esto refuerza la importancia del espíritu navideño: la solidaridad, la humildad y la unión.
En este contexto, la tradición del belén también tiene una vertiente artística y cultural muy importante. A lo largo de los siglos, han existido y todavía existen artesanos que se dedican a crear estas escenas bíblicas con un esmero y detalle excepcionales. Estos artesanos, llamados belenistas, elaboran cada figura y cada elemento con una dedicación que revela no solo una gran maestría técnica, sino también un profundo respeto por la tradición y el simbolismo del belén. Cada figura, cada casita, y cada detalle del paisaje se realiza con un gran sentido de la perfección artesanal, utilizando técnicas que han sido transmitidas de generación en generación, y que a menudo combinan la escultura, la pintura y la carpintería.
Los belenes artesanales pueden estar hechos de materiales diversos como barro, cerámica, madera o incluso papel maché, y algunos son tan detallados que incluyen escenas cotidianas de la vida en Belén: el mercado, los artesanos, los niños jugando, que hacen que el belén sea algo más que una simple representación estática. Estos detalles permiten que el belén cobre vida, recreando un microcosmos que refleja la humildad y sencillez del nacimiento de Jesús.
La labor de estos artesanos es esencial para preservar una parte importante de la cultura y la identidad cristiana. Estos belenes no son simples decoraciones, sino obras de arte que nos conectan con las raíces de la Navidad, y que invitan a reflexionar sobre el significado espiritual del nacimiento. En una época en la que las celebraciones a menudo se tornan comerciales y superficiales, el trabajo de los belenistas nos recuerda el valor de lo artesanal, de la tradición que se vive y se comparte en familia.
Conservar el oficio de los artesanos del belén significa mantener viva la historia, el arte y la espiritualidad que envuelve a la Navidad. Estos belenes son testimonios tangibles de una tradición centenaria, una forma de contar la historia del nacimiento de Jesús con cuidado y amor por los detalles. Así, mantener y apoyar este arte es garantizar que las generaciones futuras puedan seguir conectándose con el mensaje auténtico de la Navidad, a través de escenas que nos invitan a reflexionar sobre la humildad, la esperanza y la paz.